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Aguas Subterráneas en Colombia

Dentro de los recursos de agua dulce explotable que existen en la tierra, el agua subterránea constituye casi un 95%, siendo esta un recurso natural vital para el suministro económico y seguro de agua potable en el medio urbano y rural, jugando un papel fundamental en el bienestar del ser humano y de muchos ecosistemas acuáticos.[1] Su utilización ha aumentado de manera significativa en los últimos 20 años debido al incremento de la demanda y también de la función a la degradación de la calidad de las aguas superficiales, como consecuencia del crecimiento poblacional y de los desarrollos industriales y agrícola-pecuarios.[2]

Colombia es el cuarto país en el mundo con mayor abundancia en recursos hídricos. En regiones como el Valle del Cauca y el Urabá Antioqueño el agua para riego depende casi que exclusivamente de las aguas subterráneas; en el norte del país, principalmente en los departamentos de Guajira y Sucre, casi que el agua subterránea es la única fuente de abastecimiento de agua, para consumo humano. En San Andrés el 85% de su agua potable proviene del agua subterránea, la cual está muy contaminada en un 69%, moderadamente contaminada en un 30% siendo tan solo 1% la considerada potable. [3]

Teniendo en cuenta que en Colombia no está muy desarrollada la explotación racional de los recursos en aguas subterráneas, se están viendo altamente afectadas por la presión humana, agravando cada vez más su disponibilidad (cantidad y calidad). Estos factores de presión son fundamentalmente la sobreexplotación de acuíferos, el vertimiento de sustancias contaminantes a los cuerpos de agua, los cambios en el uso del suelo tales como la deforestación, las prácticas agrícolas inadecuadas, el incremento de urbanizaciones en zonas de producción hídrica, y el ahora fenómeno de contaminación y explotación de recursos, Fracking.[1]

En ese sentido, es necesario conocer cómo es que se genera el agua subterránea en el subsuelo; porque es tan importante como reserva de agua dulce; cuales son las ventajas de su utilización, cuales son las perspectivas futuras y porque es tan relevante su protección y uso racional.

Dentro del marco histórico de las aguas subterráneas en Colombia los estudios hidrogeológicos se inician a partir de 1950, con la finalidad de suplir necesidades de abastecimiento que estaban surgiendo en el país a raíz de la falta de agua potable.[4]

En las siguientes décadas de los 80 y 90 se continuaron desarrollando estudios hidrogeológicos en el país, especialmente por el INGEOMINAS, para así llevar a cabo estudios locales para perforar pozos de abastecimiento en los departamentos que tienen dicha capacidad de explotación. Asimismo, se implementan en estos años evaluaciones hidrogeológicas, con el fin de comprender la localización, definir las dimensiones y caracterizar las zonas más favorables para la acumulación de aguas subterráneas, todo esto implementando metodologías con estándares internacionales que ayudaron al desarrollo de estos estudios mediante convenios con instituciones interesadas.


Áreas con estudios hidrogeológicos realizados por el INGEOMINAS Fuente: [4]

En 1996, surge en Colombia el primer Atlas de Aguas Subterráneas gracias al INGEOMINAS, en donde se compila información de estudios hidrogeológicos ejecutados por el instituto y por otras entidades públicas y privadas.[4] Este atlas cuenta con una cobertura del 30% del territorio colombiano, y presenta la potencialidad de las unidades geológicas en cuanto a posibilidades de ocurrencia de aguas subterráneas, y en caso de haberlas, muestra su localización y características hidrogeológicas, todo esto plasmado en mapas temáticos.


En 1996 surge el Proyecto Protección Integral de las Aguas Subterráneas (PPIAS), en donde el INGEOMINAS junto con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y algunas corporaciones autónomas regionales, buscan desarrollar actividades que tienen como meta la gestión del recurso hídrico subterráneo y el aprovechamiento sostenible de las aguas subterráneas y sus acuíferos.[5]


Finalmente, para el año 2010 el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS) expidió la Política Nacional para la Gestión Integral del Recurso Hídrico, en donde se realizó un diagnóstico del estado de las aguas subterráneas en Colombia, lo que permitió determinar que a pesar de ser una fuente principal de abastecimiento en algunas regiones del país, existen muy bajos conocimientos y estudios que permitan contar con la información necesaria y soporte suficiente para la planificación y manejo integral de este recurso.

A raíz de esto, en el año 2012, y con el fin de diseñar y promover planes para la gestión y aprovechamiento sostenible del agua subterránea en Colombia, el MADS junto con el IDEAM formulan el Programa Nacional de Aguas Subterráneas (PNASUB), programa en donde se establecen estrategias a nivel regional y nacional para garantizar la adecuada evaluación y gestión del agua subterránea en el marco de la PNGIRH. [6]


Gracias a que actualmente el uso del agua subterránea ha aumentado debido a la alta demanda de agua potable en Colombia, se han desarrollado importantes estudios como lo es el caso del Agua subterránea en el Valle del Cauca, en donde a finales de 1967 la CVC inició los estudios necesarios para el conocimiento de los acuíferos de la zona. La CVC ha trabajado con un grupo interdisciplinario, lo que le ha permitido darle al proceso de gestión y manejo de aguas subterráneas un enfoque integral que tiene principios científicos y tecnológicos sólidos, opciones económicamente factibles, ambientalmente sustentables, socialmente aceptadas e institucionalmente implementables. [7]


El conocimiento del acuífero por parte de la CVC le ha permitido garantizar la sostenibilidad de las aguas subterráneas, asesorar permanentemente a los usuarios del recurso hídrico subterráneo así como ganarse su confianza y respeto.


Las aguas subterráneas en Colombia se convertirán en un recurso hídrico primordial para el abastecimiento de la población, ya que el crecimiento demográfico, el cambio climático, la contaminación de las aguas superficiales y la sobreexplotación, harán que las aguas superficiales sean cada vez más escasas para consumo y uso, es por esto que es de suprema importancia el ahondar en el estudio de las aguas subterráneas, en exploración y explotación de acuíferos, asimismo como su localización y la viabilidad de su uso como una alternativa completamente sostenible para suplir las necesidades actuales.[8]

Cuando los países recurren a alternativas como los acuíferos subterráneos, existe la necesidad apremiante de evaluar la viabilidad de estos acuíferos a largo plazo y garantizar su gestión de forma sostenible. Las técnicas nucleares revelan pistas importantes sobre el origen, la datación y la tasa de renovación de las aguas subterráneas, así como sobre el riesgo de contaminación o intrusión de agua salada. Se emplean también para evaluar las fugas de presas y los efectos del cambio climático en los recursos hídricos. La mayor dependencia de las fuentes de aguas subterráneas da lugar a cambios fundamentales en la gestión de los recursos hídricos, incluida la necesidad de pensar no sólo en la demanda inmediata y las fronteras nacionales actuales. [9]


Fuentes consultadas:


[1] INGEOMINAS, «Programa de exploracion de Aguas Subterraneas,» Bogotà Noviembre 2004. [En línea].

[2] CEPAL, «Informe Nacional sobre la Gestion del Agua en Colombia,» Bogotà D.C, 2000.

[3] M. d. A. y. Desarrollo, «Diagnostico de las Aguas Subterraneas,» 2004. [En línea].

[4] M. d. A. y. D. Sostenible, «Programa Nacional de Aguas Subterraneas,» 2004. [En línea].

[5] M. d. A. y. Desarrollo, «Plan de Manejo de Aguas Subterraneas en San Andres y Providencia,» 2000. [En línea].

[6] M. d. A. y. D. Sostenible, «Guía para la formulación de planes de manejo ambiental de acuíferos,» 2014. [En línea].

[7] I. I. C. C. Ministerio de Medio Ambiente, «Formulación de proyectos de protección integrada de aguas subterráneas,» 2002. [En línea].

[8] UNAL, Modelo numérico del acuífero de la isla de San Andrés, Colombia, 2010.

[9] E. Mundi-prensa, Fundamentos hidrogeología, Madrid, 2006.

 

Por: Erika Amaya – Ingeniera Ambiental - Programa de Voluntarios

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