La población humana ha alcanzado tales proporciones en la actualidad que se teme esté excediendo la capacidad del planeta para sostenerla.
Desde la consolidación del ser humano en su entorno se ha hablado de la manera cómo ha impactado el medio ambiente. Con la llegada de los procesos de desarrollo e industrialización la problemática y los debates en torno a la contaminación ambiental han venido en aumento, esto sumado al crecimiento demográfico desmesurado ha llegado a generar señales de alarma, debido a la preocupación latente, de que en un futuro no muy lejano seamos incapaces de asegurar las necesidades de las futuras generaciones. El incremento del interés a nivel global en el tema se ve reflejado en las múltiples cumbres, convenios y conferencias que se han llevado a cabo en las últimas décadas.
Se aluden reconocimientos a los esfuerzos hechos por distintos países e igualmente se celebra la acogida por parte de otros para minimizar la degradación al ambiente; pero no debe ignorarse que esta problemática aún no es atendida en cada parte del mundo, y mucho menos, dejar pasar que hay factores capaces de desencadenar una mayor afectación si no se abordan de la mejor manera.
Para este caso en particular, se analizará la relación entre el crecimiento demográfico o sobrepoblación, sus impactos ambientales generados y las alternativas de solución que potencialmente podría ofrecer.
En el año 2000 había aproximadamente 6000 millones de personas en el planeta, 21% en países industrializados y el 79% restante en países en desarrollo. Sin embargo, los países industriales eran responsables por cerca del 80% del consumo de recursos naturales a nivel mundial y cerca del 80% de la producción de desperdicios y contaminantes. (CENTENO, 2002, p.2)
Y es un hecho que con nuestros procesos y actividades hemos alterado el ambiente, a tal punto, que podrían ser irreversibles los daños ocasionados, sin embargo, no significa que sea demasiado tarde como para evitar una catástrofe. El último informe entregado por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC) (2018), afirma: “[...] podemos conseguir que la temperatura del planeta no aumente 3 grados más. Pero esto requiere cambios urgentes y de gran escala por parte de gobiernos e individuos. Además, tendríamos que invertir una gran cantidad de dinero cada año: alrededor del 2.5% del PIB mundial durante dos décadas” (BBC Mundo).
Nos enfrentamos a un momento crítico, en el que, si permitimos un aumento en la temperatura de hasta 3 grados, se extinguiría la vida en los arrecifes de coral y toda su estructura, pondríamos en peligro la utilidad de los terrenos aptos para cultivos y quedarían expuestas millones de personas a inundaciones.
Ahora bien, se da la necesidad de erradicar las prácticas convencionales e insostenibles, y modificar la manera en que funciona la relación entre industria y sobreexplotación de los recursos. Hemos desarrollado un estilo de vida limitado a la explotación, sin compensar o mitigar los daños ocasionados en el ambiente, afectando la viabilidad para mantener las necesidades de las futuras generaciones, y acabando con la capacidad de preservar otros organismos que aseguran el equilibrio y los ciclos que sustentan la vida en el planeta.
Es innegable la existencia de un trasfondo económico y político. En primer lugar, están los desastres ambientales en los países en desarrollo, que asumen la responsabilidad de explotar sus recursos naturales para abastecer la producción industrial a nivel mundial; seguido de las remuneraciones poco razonables que reciben por estas materias primas, lo que a su vez limita su capacidad de compensar los daños ocasionados en el medio ambiente e innovar en producciones más limpias; y finalmente, los tratados internacionales que fomentan la desigualdad social y la conformación de sistemas autocráticos.
El crecimiento poblacional no debe aislarse del contexto económico y político en el que se ha gestado (CENTENO, 2002, p.2), y tampoco se le debe atribuir completamente la crisis ambiental latente. Es necesario partir de la fuente, crear políticas nacionales e internacionales a favor de la explotación responsable de los recursos, que busquen evitar la generación de residuos peligrosos y no peligrosos, reducir las emisiones atmosféricas, aplicar eficientemente las leyes ambientales, y en general, prever la contaminación ambiental. Así mismo, hacer uso del amplio recurso humano, como generador de ideas y métodos que contribuyan a evitar una catástrofe global por el cambio climático.
Fuentes consultadas:
- CENTENO, J. C. (05 de Mayo de 2002). Redalyc. Obtenido de http://www.redalyc.org/pdf/339/33906801.pdf
- Mundo, B. (08 de 10 de 2018). BBC. Obtenido de https://www.bbc.com/mundo/noticias-45785972?ocid=socialflow_facebook&f bclid=IwAR26-CxGst8bA7_9_dgf0ZDu-Rq2kD--IrPiOi8bk7BzBLc1rNT8e2_z2To
- Talamantes, Juan. (2017). [Imagen]. Recuperado de https://measombro.lavozdegalicia.es/2017/09/china-e-india-tienen-tanta-pob lacion/
- Temas Ambientales. (2018). TEMAS AMBIENTALES. Obtenido de https://www.temasambientales.com/2018/07/crecimiento-poblacional.html
Fotografía: Talamantes, Juan. (2017). [Imagen]. Recuperado de https://measombro.lavozdegalicia.es/2017/09/china-e-india-tienen-tanta-poblacion/
Por: Derly Stefania Avila - Ingeniera Ambiental
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